11 de Febrero
El rol que hoy ocupa la mujer en la medicina ha ganado sido ganado de forma progresiva, partiendo de un contexto altamente competitivo y de predominio masculino, desde las parteras en América Precolombina, hasta las distinguidas médicas de nuestros tiempos ha pasado un largo periodo.
El interés de las mujeres por la carrera médica tomó fuerza a fines del siglo XIX, en el marco de un proceso de democratización como la lucha por el derecho al sufragio femenino, la igualdad de condiciones laborales, el derecho a la educación, entre otras conquistas sociales.
Dentro del contexto histórico en el que surge y se desarrolla la mujer médica hasta nuestros tiempos la cifra de mujeres que ejercen la medicina se ha cuadruplicado, al punto que podemos afirmar que en nuestras Universidades, en la actualidad hay un mayor porcentaje de mujeres desempeñándose en diferentes escenarios: asistenciales, académicos, de organización y científicos.
La Dra. Melina Mana, Médica especialista en Cardiología, nos cuenta como fue ser medica hace 20 años y como se vivió la transformación hasta llegar a ser Médica hoy en día.
Como fue ser medica mujer hace 20 años, en primera persona:
“Me toco justamente un cambio de paradigma, una revolución, me toco empezar la carrera siendo muy pocas y terminarla siendo mayoría, con respecto al sexo masculino…”
“Ver como crecíamos en número en respeto en calidad humana y como los prejuicios, no solo de los colegas, sino del propio paciente que quizá tenía ganas de que un hombre lo viera y sobre todo en cardiología, le generaba más confianza el médico…”
“Lo difícil que es la maternidad siendo médica, trabajar y seguir haciendo especializaciones…”
Cómo fue ser mujer médica en plena transformación del paradigma y la lucha por la igualdad:
“Me ha tocado ir viendo cómo iba cambiando, no solo la visión de los colegas, que fuimos ganando respeto las mujeres, fuimos ganando en cada campo, fuimos ganando participación en la sociedad, en las jefaturas, nos empezaron a pagar más o menos parecido, hoy estamos ganando lo mismo y no se discute, en muchas áreas y en muchas instituciones, obviamente falta, también en el sentido del prejuicio social es decir el del paciente que antes, más de una vez me paso, “¿No habrá alguien de sexo masculino que me atienda?”
Tener la posibilidad hoy de trabajar en una institución donde el crecimiento profesional, el salario y la toma de decisiones son igualitarios para la mujer y/o el hombre sin discriminación de sexo es un verdadero orgullo.