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Psicooncología: un faro de esperanza en el desafío del cáncer

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El diagnóstico de cáncer es un punto de inflexión radical en la vida de una persona y su
entorno familiar, marcando un “antes y un después”, un período en el que las emociones más
comunes son la angustia, el miedo (asociado a la muerte) y la incertidumbre.
En ese escenario complejo, actúa la psicooncología, un campo interdisciplinario y una rama
especializada de la psicología clínica que se dedica al acompañamiento psicoemocional integral
a los pacientes con cáncer, a sus familias y a los profesionales de la salud oncológica. Su
objetivo principal es mejorar la calidad de vida y el bienestar psicológico de las personas que
están atravesando ese proceso, ayudándoles a abordar el estrés, la ansiedad, la depresión y
otros trastornos emocionales que surgen con el diagnóstico y tratamiento.
Claudia Aguirrezabala es psicooncóloga, actualmente cursa una maestría en psicooncología de
la Universidad Favaloro y trabaja en el Instituto Multidisciplinario de Oncología de Viedma
desde 2018. Subraya que “la psicooncología se dedica al acompañamiento psicoemocional de
los pacientes y sus familias en el proceso oncológico. Se trata de que el paciente y familia
puedan ir adaptándose a todo el proceso y aceptando el proceso de la enfermedad”.
Aguirrezabala enfatiza la importancia de contar con este acompañamiento “desde el inicio del
tratamiento o del diagnóstico”. El impacto del diagnóstico es tan abrupto que “la vida cambia.
Hay un antes y un después”, y el paciente y su familia deben adaptarse a este cambio. Por eso,
“es muy necesario que el paciente acuda al inicio, aunque la derivación a veces depende de la
observación del médico sobre el estado emocional del paciente”.
El cáncer puede generar un sufrimiento psicológico significativo. El malestar emocional es una
reacción normal ante el cáncer, pero para más de la mitad de los pacientes, los síntomas de
ansiedad, depresión y el malestar emocional son significativos.
El “Estudio del Bienestar de los pacientes oncológicos en Argentina” realizado en 2022 por la
división de HealthCare de Ipsos Argentina y que contó con 328 entrevistas a pacientes
oncológicos reveló que más del 60% se ve afectado emocionalmente (ansiedad, depresión e
irritación) especialmente en casos de cáncer ginecológicos y linfomas. Muchos perciben como
un mandato impuesto tener que sostener una actitud “positiva” todo el tiempo. Los datos,
subrayan la necesidad urgente de apoyo psicosocial.
La profesional señala que un aspecto fundamental en el abordaje emocional de la enfermedad,
es romper con los mitos y la estigmatización asociados al cáncer. “La sociedad a menudo
asocia el cáncer con la muerte, lo que genera culpa o la negación de la palabra misma. Hoy hay
más mortalidad por otras enfermedades que por cáncer”, indica. A pesar de las dificultades,
señala que se trata de que el paciente “vea la oportunidad” de darle un cambio o una mirada
distinta a la vida a partir de la interrupción de la vida cotidiana. “Tal vez para esa persona un
cambio mínimo termina siendo algo magistral. El tema es poder verlo”.
Rompiendo mitos y fomentando la vida
La profesional aclara que la psicooncología no trabaja con la muerte, sino que “se trabaja para
la vida”. Incluso en la fase final, el objetivo es que el paciente “tenga un buen morir”, que

pueda despedirse y cumplir deseos, aunque la sociedad aún lucha por aceptar la muerte. Y
destaca que la sociedad está “de a poquito” más consciente, pero que “cuesta”
desestigmatizar la enfermedad debido a la estigmatización de la muerte y los cambios físicos
asociados a los tratamientos. Actividades complementarias como la arteterapia, la escritura, la
lectura, el mindfulness y la actividad física son herramientas valiosas que “sirven mucho para
adaptarse a la vida misma” y para que la vida no gire únicamente en torno a la enfermedad y
los tratamientos. Finalmente, Aguirrezabala recalca que la “mejor protección” para los
profesionales y el mejor abordaje para el paciente es el “trabajo en equipo” interdisciplinario,
que incluye a psicólogos, médicos y enfermeros.
En cuanto a la información, Aguirrezabala defiende que “siempre hay que decirle la verdad al
paciente, nunca ocultar”, pero matiza que “la verdad por la verdad misma puede ser más
hiriente que cualquier cosa”. Es crucial “tener muy en cuenta qué necesita en esta oportunidad
el paciente” y respetar a aquellos pacientes que deciden no saber la información.

Un abordaje necesario y sus beneficios
La psicooncología es un campo validado científicamente que ofrece múltiples beneficios:

  • Afrontar el diagnóstico: Ayuda a expresar y normalizar emociones como el miedo, la
    tristeza, la rabia y la incertidumbre, desmitificando información y facilitando su comprensión.
  • Convivir con el tratamiento: Proporciona herramientas para manejar los efectos
    secundarios (como la fatiga, náuseas, vómitos, caída del cabello) y mantener la calidad de vida.
  • Manejar los cambios familiares y la comunicación: Aborda la alteración de rutinas y el
    sufrimiento de los familiares, planifica cómo y cuándo discutir temas delicados como el dolor o
    la muerte, fomentando la comunicación basada en el respeto.
  • Volver a la normalidad: Reconoce que el regreso a la vida cotidiana es lento y que
    puede surgir el “síndrome de la espada de Damocles” (miedo a la recaída).
  • Afrontar la recaída y el final de la vida: Trabaja con la frustración y el sentimiento de
    derrota ante una recaída. En la fase paliativa, ayuda a controlar el miedo a morir, a revisar la
    vida para encontrarle sentido y a cumplir deseos para una “buena muerte”.

Emociones y aspectos clínicos
Según Aguirrezabala, las emociones más comunes ante el diagnóstico son la angustia, el miedo
y la incertidumbre. La ansiedad también es prevalente.
Un estudio transversal reciente destaca asociaciones significativas entre síntomas emocionales
y aspectos clínicos:

  • La ansiedad se asocia con la fatiga. La fatiga es una sensación persistente de cansancio
    físico, emocional o cognitivo, desproporcionada a la actividad.
  • La depresión se asocia con el tiempo de diagnóstico (mayor probabilidad en
    diagnósticos de 6 años o más), la astenia (debilidad generalizada) y el lugar del tratamiento.
  • La astenia y la fatiga son síntomas frecuentes que pueden ser causados y a la vez
    influenciados por la ansiedad y la depresión.